Los grupos de apoyo – de autoayuda o terapéuticos- tienen el potencial de reducir el aislamiento y el impacto de los problemas que afectan a las mujeres de todas las edades, así como facilitar el intercambio de estrategias para enfrentarlos, proveer modelos positivos de resiliencia y promover el empoderamiento.[1]
El apoyo grupal juega un rol clave en el abordaje integral de las necesidades y los derechos humanos de las personas, particularmente de aquellas que experimentan circunstancias traumáticas, estresantes, dolorosas, de riesgo a su integridad, o cambios drásticos en su vida.[2],[3] El apoyo social influye en el desarrollo de habilidades sociales, emocionales y cognitivas, en la autonomía y el establecimiento de límites en las relaciones interpersonales.
Los cambios que se producen en la adolescencia a la par de situaciones complejas de vida, generan altos niveles de estrés que pueden coadyuvar al desarrollo de conductas mal adaptativas, depresión y ansiedad. Las y los adolescentes tienden a buscar apoyo en las fuentes que les son conocidas, amigables y en las que sienten que pueden confiar. El tipo de apoyo que más valoran es el emocional, aunque esto puede variar según las necesidades.[4]
A nivel mundial se han desarrollado distintas modalidades de grupos de apoyo para adolescentes – psicoeducativos y terapéuticos- que abordan diversos temas incluyendo el desarrollo de habilidades para la vida, problemas de salud mental (suicidio, depresión, ansiedad, abuso de sustancias, trastornos alimenticios, etc.), las violencias de género, la sexualidad, embarazo adolescente, la transición de la escuela a la universidad, la actividad física, la obesidad, empoderamiento económico, entre otros. [5], [6] Sin embargo, es necesario que estos espacios colectivos fortalezcan continuamente el abordaje de los riesgos, barreras y alternativas diferenciadas asociadas a las múltiples y concurrentes discriminaciones por sexo, pertenencia étnica, edad, estatus socioeconómico, estatus migratorio, discapacidad, identidad de género y orientación sexual, entre otros estratificadores sociales.
Las instituciones de servicios (salud, educación, desarrollo local) y las comunidades deberían evaluar la pertinencia y factibilidad de incorporar grupos de apoyo en sus intervenciones, dado su potencial para integrar a las mujeres adolescentes y adultas, y personas en general, en procesos de crecimiento, interaprendizaje y apoyo mutuo desde el reconocimiento de la diversidad.
[1] Dennis CL. Peer support within a health care context: a concept analysis. International Journal of Nursing Studies. 2003;40:321–332.
[2] Wichita State University. Center for Community Support and Research. Self-Help Groups: Are They Effective? http://webs.wichita.edu/depttools/depttoolsmemberfiles/ccsr/Self%20Help%20Group%20Articles/Self-Help%20Groups.%20Are%20They%20Effective.pdf
[4] Maria Camara, Gonzalo Bacigalupe, and Patricia Padilla. The role of social support in adolescents: are you helping me or stressing me out?International Journal Of Adolescence And Youth Vol. 22 , Iss. 2,2017. http://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/02673843.2013.875480
[5] Jonathan F. Mattanah Jean F. Ayers Bethany L. Brand Leonie J. Brooks . A Social Support Intervention to Ease the College Transition: Exploring Main Effects and Moderators. Journal of College Student Development, Volume 51, Number 1, January/February 2010, pp. 93-108 (Article) Published by The Johns Hopkins University Press
DOI: 10.1353/csd.0.0116 https://und.edu/health-wellness/healthy-und/relationships-support-groups-and-student-retention-mike.pdf
[6] Yvonne Laird, Samantha Fawkner, Paul Kelly, Lily McNamee and Ailsa Niven. The role of social support on physical activity behaviour in adolescent girls: a systematic review and meta-analysis. International Journal of Behavioral Nutrition and Physical Activity201613:79DOI: 10.1186/s12966-016-0405-7 https://ijbnpa.biomedcentral.com/articles/10.1186/s12966-016-0405-7